Informe General
Valoración del aprovechamiento y protección de los Recursos Naturales en Centroamérica
La Asociación Centroamericana Centro Humboldt (ACCH) es una organización de carácter regional radicada en Guatemala, heredera de más de 32 años de experiencia en la elaboración de estudios e investigaciones ambientales y el análisis de políticas públicas, en base a las realidades locales, particularmente de poblaciones vulnerables.
En esta oportunidad, ponemos a disposición de la sociedad centroamericana (Guatemala, El Salvador, Honduras, Nicaragua y Costa Rica) el Estudio “Valoración del aprovechamiento y protección de los recursos naturales en Centroamérica”, como un llamado de atención a los hacedores de políticas públicas a revalorizar el orden de prioridad asignado al tema ambiental en los distintos países de la región.
En situación post pandemia y en la coyuntura actual de los países centroamericanos, las prioridades se han centrado en los temas económicos y políticos, relegando a segundo término otros temas indispensables para lograr sociedades sustentables. Esto incluye el tema ambiental, que hoy en día se encuentra en los últimos lugares de la escala de prioridades regionales y nacionales.
Ante esta realidad, en la ACCH decidimos elaborar un estudio que valorara la forma en que se han venido aprovechando y protegiendo los recursos naturales, tomando como referencia el periodo 2015-2022. Con el propósito de evidenciar el deterioro o avance en el manejo sostenible de las condiciones ambientales en los países centroamericanos. Como parte de este estudio, analizamos y sintetizamos información sobre: Cambio Climático; Uso de Suelos; Biodiversidad; Recursos Hídricos; Actividades Extractivas; Energía; Desastres Climáticos y Geológicos; Marco Normativo Ambiental e Institucional; por ser éstas algunas de las principales variables que, en dependencia de su comportamiento, evidencian qué tan sustentable está siendo la construcción del desarrollo en la región.
Infortunadamente, los resultados obtenidos evidencian una profundización de la crisis ambiental de la región en la mayoría de los países y temas. Esto nos alerta a tomar acciones inmediatas para reposicionar lo ambiental como una prioridad regional no retórica, que se concrete en acciones locales, nacionales y regionales, que mejoren las condiciones actuales y propicien el bienestar futuro de la población centroamericana.
Desde ACCH, nos hemos propuesto contribuir con nuestras capacidades técnicas, poniéndolas a disposición de los sectores públicos, privados y de organizaciones sociales, proporcionando información científico-técnica veraz y oportuna. Con el ánimo de ayudar a la toma de decisiones bien fundamentadas y de sustentar la acción conjunta de sectores beligerantes en defensa de los bienes naturales.
Este estudio es sólo el primer aporte en el ámbito regional, con el cual asumimos el compromiso de seguir generando información científico-técnica de manera regular. Agradecemos el aporte de los distintos profesionales que colaboraron en la elaboración del presente estudio y la confianza depositada por las agencias de cooperación, que con su aporte financiero han hecho posible este esfuerzo colectivo, que esperamos sea de utilidad para los diversos sectores en la región y se refleje como una contribución a una gestión sustentable del desarrollo en Centroamérica.
La crisis climática global se ha convertido en uno de los desafíos más apremiantes de nuestro tiempo, debido principalmente a los efectos negativos del cambio climático que se evidencian con mayor o menor intensidad en todo el mundo. En este contexto, Centroamérica ha devenido en una de las regiones más vulnerables del mundo y acuerdo con la FAO, la región enfrenta serios desafíos en cuanto a la conservación de sus recursos naturales destacando la alta tasa de deforestación regional que, de acuerdo con esta misma entidad, es una de las más altas del mundo llegando en algunos casos hasta el 4% en países como Nicaragua (FAO, 2001).
Entre los efectos más peligrosos de la crisis climática y ambiental, destacan el aumento de la temperatura media y la disminución de las precipitaciones y la ocurrencia de eventos extremos como sequías e inundaciones, huracanes y tormentas tropicales (CEPAL & CAC-SICA, 2020), que generan elevados costos socioeconómicos por sus efectos negativos en la biodiversidad, la agricultura, la disponibilidad de agua. Estos impactos tensionan aún más la endeble economía regional, caracterizada por desafíos y carencias que se han incrementado en la última década.
En la región centroamericana, el uso de suelos ha experimentado una transformación acelerada en las últimas décadas, generando importantes desafíos y problemas ambientales (Hernández et al., 2011). Este cambio en el uso de la tierra ha sido impulsado por el crecimiento demográfico, la urbanización, la expansión agrícola y la demanda de recursos naturales, dando lugar a la pérdida de bosques, la degradación del suelo, la fragmentación de hábitats y la disminución de la biodiversidad. Se hace crucial entonces comprender y abordar esta problemática para lograr un desarrollo sostenible en todos los países de Centroamérica.
Los avances tecnológicos como los sensores remotos, combinados con la adquisición y análisis de imágenes satelitales, técnicas de teledetección y sistemas de información geográfica, permiten obtener una visión integral y precisa de los patrones de uso de la tierra a lo largo del tiempo. El presente capitulo muestra los resultados del análisis de cambio de uso del suelo realizado para la región centroamericana, específicamente en los países de Guatemala, Honduras, El Salvador, Nicaragua y Costa Rica. Cada uno de los países fue analizado utilizando las mejores técnicas de teledetección y análisis espacial, para contar con información precisa sobre la situación del uso de los suelos y además sobre las particularidades y contrastes que se presentan en la región.
La conjugación de varios factores como, su reciente historia geológica, su posición entre dos océanos y su variada topografía, ha permitido que Centroamérica aloje una alta variedad de ecosistemas, que van desde ecosistemas marino-costeros hasta bosques tropicales muy húmedos y de nebliselva. La Región alberga además valiosos espacios con alta biodiversidad:
- La Gran Barrera Coralina Mesoamericana, la segunda más grande en el planeta después de la de Australia. (1,600 km de arrecifes coralinos)
- 48 Humedales de importancia internacional, reconocidos por la Convención Ramsar.
- 849 áreas protegidas organizadas en los Sistemas de Áreas Protegidas de cada país que constituyen espacios de vital importancia para la preservación de los servicios ecosistémicos, la investigación, el conocimiento, la valoración de la biodiversidad y el turismo de naturaleza; siendo así mismo aulas verdes para la educación ambiental comunitaria.
- 15 Reservas de Biosferas reconocidas por UNESCO a través del Programa Hombre y la Biosfera (MAB). Estas Reservas se distribuyen así: 3 en Guatemala; 2 en El Salvador más 1 Compartida con Honduras y Guatemala; 3 en Honduras; 4 en Nicaragua[2] y 4 en Costa Rica.
- De los 19 países megadiversos a nivel mundial, dos están en Centroamérica: Costa Rica y Guatemala.
La disponibilidad del agua es un concepto teórico basado en las cantidades o volúmenes de agua superficial y subterránea (expresado en metros cúbicos, m3), relacionado con el área del territorio, la cuenca hídrica, el total de precipitaciones a lo largo de un período de tiempo (usualmente un año), la evapotranspiración, la escorrentía y el tamaño de la población que habita en dicho territorio. El indicador no contempla la variabilidad ni la dispersión espacial o temporal de la precipitación en el periodo considerado, ni tampoco cómo los sectores heterogéneos que componen la población acceden a dicho recurso u otras variables como la calidad del agua (no siempre es adecuada para su consumo, indistintamente que sea escasa o abundante).
La información especializada que mejor refleja la situación hídrica y el comportamiento a nivel global es la que provee la Organización de la Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) a través de AQUASTAT, su sistema mundial de información sobre el agua en la agricultura, que es una base accesible de datos fiables, sistematizada y auditada para el aseguramiento de la calidad, a partir de 1960. Esta fuente de información es la que se empleará en el análisis del recurso en la región y las unidades empleadas son: Km2 = 100 ha, para el Área; y Km3 = 1 x 109 m3 = 1000 x 106 m3 = 1, 000 millones m3, para el Volumen.
La gestión de las actividades extractivas en Centroamérica no es más que la continuidad y evolución de viejas políticas económicas de despojo que en la actualidad se expresan principalmente a través de la implantación de enclaves mineros y del modelo de producción agroexportador; ambos basados en la explotación intensiva de materias primas. El ciclo extractivo se ha desarrollado de forma diferenciada en cada uno de los países, pero se evidencian patrones y dinámicas comunes, vinculadas al modus operandi de los conglomerados corporativos, que en su mayoría utilizan estrategias comunes o muy similares.
La expansión agrícola, la ganadería, la producción de madera y la extracción de minerales e hidrocarburos han desempeñado y continúan desempeñando un papel central en las economías de Centro América. En este contexto las áreas protegidas y los ecosistemas boscosos disminuyen día a día, en detrimento del desarrollo de las comunidades, debido en gran medida a la falta de aplicación políticas efectivas de sostenibilidad ambiental y de responsabilidad social y laboral.
El sector energético tiene una alta vinculación con los procesos de desarrollo y la calidad de vida de la población, ya que el acceso a servicios energéticos es fundamental para mejorar las condiciones de vida de la gente y aminorar los impactos ambientales, ambos estrechamente vinculados con la pobreza. Al respecto la Comisión Económica para América Latina y el Caribe expresa lo siguiente (CEPAL, 2009):
La ausencia de servicios eléctricos se relaciona de manera directa con la pobreza: se estima que del total de pobres de la región (200 millones), aproximadamente un 10% carece de servicios eléctricos, cifra que sube al 30% cuando se considera la población indigente.
En Centroamerica se han logrado avances en materia de acceso a energías renovables y eficiencia energética, siendo estos los principales objetivos en la agenda intenacional para el desarrollo, recogidos en el ODS 7. Según el Sexto Informe del Estado de la Región (2021), dentro de las mejoras que ha tenido centroamerica se encuenta la generación de energías renovables, ya que “entre los años 2010 y 2018 se observó que la capacidad instalada para producir energía eléctrica con fuentes renovables creció en Costa Rica, El Salvador, Guatemala, Honduras y Nicaragua”. Tambien en este informe se identifica al Sistema de Interconexión Eléctrica de los Países de América Central (Siepac) como un logro en materia de integración
El índice de riesgo climático global ubica a Honduras y Nicaragua en el primero y cuarto lugar, respectivamente, de los países más afectados por fenómenos climáticos durante los últimos diez años; mientras El Salvador y Guatemala ocupan el cuarto y noveno, respectivamente, entre los más afectados desde 2011. En 2020, los países de estudio tienen los siguientes datos asociados a índice de Riesgo.
Centroamérica por sus condiciones geográficas, de relieve, hidrología y diversidad de climas, es una región que comprende un número elevado de factores de vulnerabilidad ante amenazas de origen natural.
Durante el periodo 2015 – 2022 la cantidad de desastres priorizados en términos de intensidad e impacto según los criterios de este estudio, sumaron un total de 78 desastres, de los cuales 20 han sido de alta magnitud, modificando el modo y calidad de vida de las comunidades afectadas.
Los países de Centroamérica han manifestado reiteradamente su interés por trabajar en favor del desarrollo sostenible como un medio para mejorar sus condiciones económicas, con pleno respeto por el ambiente según algunos autores[1], asegurando también que no es fácil concienciar ambientalmente a quienes tienen sus necesidades básicas insatisfechas. En este ámbito, además de voluntad política que trascienda las declaraciones, la gestión sostenible en los países y en la región depende en buena parte de la implementación de marcos normativos adecuados a la realidad de cada país y que los mismos estén armonizados regionalmente.
Se ha señalado también que el mejoramiento en el cumplimiento de las normas ambientales, depende en buena medida del desarrollo y aplicación de reglamentos marco o prototipos basados en una perspectiva de manejo integrado que además puedan ser adaptados a las necesidades y características específicas de cada país, lo que en sí mismo representa un gran desafío para las partes y para el conjunto.
Los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), responden a una iniciativa impulsada por las Naciones Unidas, y adoptada por todos los Estados Miembros en 2015, plantea 17 objetivos con 169 metas de carácter integrado e indivisible que abarcan las esferas económica, social y ambiental. El cumplimiento de estos exige nada menos que una transformación de los sistemas financieros, económicos y políticos que rigen hoy en los países centroamericanos, para garantizar los derechos humanos de todos. Demanda también mucha voluntad política y una acción ambiciosa por parte de todas las partes implicadas.
A nivel general, Centroamérica alcanzó un puntaje de cumplimiento de 61,58 puntos a partir del Índice ODS 2019, lo que demuestra que aún queda bastante camino por recorrer cuando la Región ha transitado más de la mitad de los 15 años considerados para su cumplimiento. El mencionado autor señala también, que los tres principales ODS que deben trabajarse con firmeza son: Fin de la pobreza; Educación de calidad y Reducción de las desigualdades.