Asociación Centroamericana Centro Humboldt (ACCH)

Nombre del autor: Ferras

Capítulo 4: Situación Actual Del Recurso Hídrico En Centroamérica

Disponibilidad de agua per cápita en al región

La disponibilidad del agua es un concepto teórico basado en las cantidades o volúmenes de agua superficial y subterránea (expresado en metros cúbicos, m3), relacionado con el área del territorio, la cuenca hídrica, el total de precipitaciones a lo largo de un período de tiempo (usualmente un año), la evapotranspiración, la escorrentía y el tamaño de la población que habita en dicho territorio.  El indicador no contempla la variabilidad ni la dispersión espacial o temporal de la precipitación en el periodo considerado, ni tampoco cómo los sectores heterogéneos que componen la población acceden a dicho recurso u otras variables como la calidad del agua (no siempre es adecuada para su consumo, indistintamente que sea escasa o abundante).

La información especializada que mejor refleja la situación hídrica y el comportamiento a nivel global es la que provee la Organización de la Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) a través de AQUASTAT, su sistema mundial de información sobre el agua en la agricultura, que es una base accesible de datos fiables, sistematizada y auditada para el aseguramiento de la calidad, a partir de 1960.   Esta fuente de información es la que se empleará en el análisis del recurso en la región y las unidades empleadas son: Km2 = 100 ha, para el Área; y Km3 = 1 x 109 m3 = 1000 x 106 m3 = 1, 000 millones m3, para el Volumen.

El comportamiento de la disponibilidad de agua en la región, se muestra en la tabla a continuación, tomando como referencia la precipitación media anual en volumen a largo plazo registrada en cada país centroamericano para el período 1965 – 2020 en Km3 (o 109 m3 por año), convertida en recursos hídricos renovables totales por año (FAO 2023):

Disponibilidad de agua per cápita en la región

Para profundizar la visión del comportamiento del volumen de agua per cápita, se amplió el período de análisis enfocándolo en el quinquenio 2016 – 2020 en los cinco países de estudio, con el fin de mostrar datos para el medio siglo transcurrido desde 1965. Esto permitió visualizar las tendencias de disponibilidad teórica del agua en la región en poco más de cinco décadas.

La disminución del agua disponible en cada país se muestra a continuación, basada en el comportamiento de los valores registrados de recursos hídricos renovables totales per cápita (m3 /habitante/año) para los 50 años transcurridos entre 1965 – 2015, y los cinco años entre 2016 – 2020:

Disminución de la disponibilidad teórica de agua en la región

Aunque el aumento de la población es un factor importante en el cálculo de la reducción de la disponibilidad teórica, tanto la precipitación media anual en volumen a largo plazo [1]como los recursos hídricos renovables totales muestran estabilidad, sin embargo, la disminución teórica es significativa en todos los países, particularmente en Guatemala y Honduras. No obstante, son cifras globales por país, sin considerar las características físico-naturales particulares de las cuencas hídricas en determinadas zonas secas u otras sumamente lluviosas, ni los efectos de la variabilidad climática o dispersión espacio temporal de las lluvias.  

Sin embargo, las demandas crecientes de volúmenes de agua para el consumo humano y las actividades agrícolas, agroindustriales o de consumo humano, especialmente en el marco de las tendencias de disminución drástica del agua en el futuro próximo (Cap. 1) por la variabilidad climática, obligan al análisis cuidadoso de la disminución real y a la planificación adecuada de las soluciones necesarias para mejorar el acceso real al agua para los diferentes usos de la población.

Factores que inciden en la calidad del agua para consumo humano

La noción de la Calidad del Agua se basa en el conjunto de las características y condiciones físicas, químicas, biológicas, microbiológicas y organolépticas que presenta el agua, y que la hacen apta para su uso y aplicación particular en uno o más usos o servicios.  De esta forma, un agua cuya composición resulta excelente para acuacultura, irrigación en agricultura o servicios ecosistémicos, podría no ser inocua para uso humano y por tanto sería inadecuada para uso potable, a menos que reciba el tratamiento técnicamente apropiado.

El origen de todas las aguas superficiales y subterráneas es la precipitación pluvial que aporta ingentes volúmenes líquidos descritos en la sección 4.1 y su naturaleza es casi pura al momento de precipitarse, pero en su tránsito o ciclo del agua, a través del ecosistema, incorpora minerales y elementos que modifican su composición, incluyendo posiblemente sustancias nocivas que la contaminan. Siendo el agua el solvente universal, en la naturaleza no existe como agua químicamente pura, ya que es capaz de disolver a la mayoría de los elementos.  Por esta razón el agua limpia es susceptible de contaminarse con sustancias indeseables muy fácilmente

El criterio de Agua potable o aguas destinadas al consumo humano incluye: i) todas las aguas, ya sea en su estado original, ya sea después de tratamiento, para beber, cocinar, preparar alimentos u otros usos domésticos, sea cual fuere su origen e independientemente de que se suministren a través de una red de distribución, a partir de una cisterna o envasadas en botellas o recipientes de diversa índole; y  ii) todas las aguas utilizadas en empresas alimentarias, farmacéuticas o sanitarias para fines de fabricación, tratamiento, conservación o comercialización de productos o sustancias destinados al consumo humano.

Los factores que modifican negativamente la calidad del agua en Centroamérica están presentes de manera indistinta en todos los países analizados:

  • Eutrofización: Con frecuencia tiene origen cultural, lo que significa que el fenómeno se establece artificialmente por un exceso de nutrientes en las aguas vertidos por las actividades agropecuarias e industriales o bien por la llegada de descargas de aguas grises o negras. La eutrofización, enriquecimiento trófico y pérdida de calidad y degradación de lagos, lagunas u otros humedales es causada por la contaminación por fuentes no puntuales o difusas, que por sí misma crea problemas complejos de calidad del agua.
  • Contaminación por fuentes no puntuales o difusas: A diferencia de la contaminación puntual, que procede de una ubicación identificable, la contaminación por fuentes no puntuales incluye la escorrentía de las tierras de las cuencas hídricas  erosionadas, modificadas o degradadas, entre las más comunes, la escorrentía de las tierras agrícolas que contienen residuos de fertilizantes, plaguicidas u otros agroquímicos, o bien de tierras pecuarias cargadas de materia orgánica y excrementos de ganadería. 
  • Productos químicos agrícolas. Los agroquímicos, principalmente fertilizantes y biocidas o plaguicidas) son xenobióticos, difíciles de controlar y con un alto potencial de ser perjudiciales para el medio ambiente y la salud humana, aún en altas diluciones. La complejidad de la composición de estos tóxicos causa que la identificación y cuantificación de los residuos disueltos en el agua, requiere capacidades científico técnicas costosas y monitoreo específico, usualmente carentes o deficientes en nuestro medio.  
  • Contaminantes químicos en general: Los contaminantes químicos pueden encontrarse en los suministros de agua como resultado de su introducción a través de procesos naturales o por fuentes antropogénicas. Se han registrado y patentado más de 100,000 sustancias químicas comerciales que se utilizan en productos de fabricación industrial (Schwarzman y Wilson, 2009), muchas de las cuales penetran en los cuerpos de agua naturales. Por sus efectos nocivos en la salud y el medioambiente, se han determinado regulaciones internacionales que establecen límites en cuanto a la presencia, concentración y niveles permisibles de estos contaminantes en el agua potable. No obstante, en la práctica muchos de estos límites permisibles son fijados por razones económicas en razón del costo de depuración del agua, más que por criterios estrictamente sanitarios, en detrimento de la certidumbre absoluta sobre la inocuidad total.
  • Contaminantes emergentes: Además de los ya mencionados químicos y biocidas, cada día surgen nuevos productos químicos en los sectores médico farmacéutico (humano y veterinario), agrícola, industrial y tecnológico, como plaguicidas, antiparásitos y otros biocidas; aditivos de materiales empleados como antioxidantes, retardantes de llama, plastificantes, protectores anticorrosivos; productos del hogar como detergentes, cosméticos, fragancias, cremas, drogas, analgésicos, ansiolíticos, antibióticos, antihipertensivos, hormonas esteroideas, drogas ilícitas, Estos penetran sin cambios los filtros y elementos depurativos de las plantas de tratamiento de aguas residuales.     
  • Contaminantes modernos: Son sustancias químicas sintéticas que, debido a su resistencia térmica y estabilidad, tienen aplicaciones industriales y de consumo que le otorgan persistencia y bioacumulación en las cadenas tróficas lo que ha despertado la preocupación de las autoridades sanitarias y ambientales; entre estos, los compuestos polifluoroalquilados y perfluoroalquilados (PFAS). La Organización Mundial de la Salud (OMS) clasifica al sulfonato de perfluorooctano (PFOS) y al ácido perfluorooctanoico (PFOA), como sospechosos de ser cancerígenos, presuntos reprotóxicos y nocivos para la población vulnerable (Zarza, 2023). Otro agente peligroso contaminante del agua es el Bysphenyl A (BPA), que proviene del lavado de telas sintéticas y que es causante de disrupción endocrina (National Geographic, 2023).
  • Salinización: Todas las aguas naturales contienen algunas sales disueltas y cuando el agua se evapora, o se transpira como en el caso de la agricultura, las sales permanecen y se concentran progresivamente, salinizando los suelos, con efectos negativos en su fertilidad.
  • Desechos de Minería y otros residuos industriales: La minería produce desechos que constituyen un riesgo elevado para la calidad del agua debido a la concentración de compuestos metálicos y de otro tipo que pueden ser movilizados por la precipitación y el transporte de agua a través del suelo. Estos desechos pueden ser particularmente difíciles de manejar porque las fuentes son a veces difusas, como ocurre con el drenaje ácido de minas, y los lixiviados que se percolan a las aguas subterráneas desde las presas de cola.  Las actividades mineras y los residuos industriales son los principales generadores de metales pesados (por ejemplo, Cr, Ni, Cu, Pb, Hg) y sus efectos tóxicos para la salud en los seres humanos se ha documentado extensamente. El uso artesanal e industrial minero del cianuro y del mercurio, constituye un problema particular de consideración sanitaria y ambiental.
  • Contaminación natural: La contaminación natural también supone una amenaza para la calidad del agua. Entre los contaminantes más comunes destacan los fluoruros, el boro y el arsénico de origen volcánico muy comunes en Centroamérica, debido a su geología y cadenas volcánicas.
  • Sedimentación: La sedimentación es un proceso natural de deposición de la erosión o desgaste del paisaje y desplazamiento del material. La mala gestión de las tierras, de las cuencas hídricas y de los cursos de agua puede dar lugar a una movilización excesiva de sedimentos y a tasas aceleradas de transporte, que pueden además contribuir al desplazamiento de contaminantes.
  • Contaminantes biológicos: Representados básicamente por los excrementos humanos o de origen animal, habitualmente asociados a la rápida urbanización, a la falta de tratamiento adecuado de las aguas servidas o al uso de letrinas sin adecuada ubicación o mantenimiento. La presencia de microorganismos patógenos en el agua de consumo, especialmente en el sector rural, suele ocurrir por la contaminación de aguas subterráneas someras que alimentan a pozos domiciliares excavados, debido a la mala ubicación y al uso inadecuado de letrinas.  El fecalismo al aire libre resulta también de consideración.

Partículas Suspendidas Totales (PST) en el aire: La contaminación del aire también es causa de contaminación del agua. La presencia en la atmósfera de uno o más elementos, en cantidad suficiente, tiene capacidad de causar efectos indeseables tanto en el ser humano, como en la vegetación, los animales, y las estructuras artificiales. Los sólidos suspensos o material particulado, constituidos por: cenizas, hollín, desechos parcialmente quemados, o el humo de escape de motores de combustión interna, se desplazan en el aire y tienden a precipitarse al suelo, desde donde son arrastrados por las escorrentías a los cuerpos receptores.  Así contaminan tanto los suelos como el agua, superficial y subterránea. El término “material particulado” incluye partículas sólidas o líquidas que, por su pequeño tamaño, permanecen suspendidas en el aire cierto tiempo. Las partículas suspendidas forman una mezcla compleja de materiales sólidos y líquidos, que pueden variar significativamente en tamaño, forma y composición, dependiendo fundamentalmente de su origen.

 

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Capítulo 3: Biodiversidad

Centroamérica es un territorio de aproximadamente medio millón de km2 (cerca de 0.51% del territorio mundial). Estudios realizados refieren que alberga el 8% de la biodiversidad mundial distribuida en diferentes ecosistemas y zonas de vida.[1] Posee alrededor del 12% de las costas de Latinoamérica, las que albergan cuantiosos manglares y arrecifes coralinos, y cuenta además con miles de km2 de plataforma continental.

La conjugación de varios factores como, su reciente historia geológica, su posición entre dos océanos y su variada topografía, ha permitido que Centroamérica aloje una alta variedad de ecosistemas, que van desde ecosistemas marino-costeros hasta bosques tropicales muy húmedos y de nebliselva. La Región alberga además valiosos espacios con alta biodiversidad:

  • La Gran Barrera Coralina Mesoamericana, la segunda más grande en el planeta después de la de Australia. (1,600 km de arrecifes coralinos)
  • 48 Humedales de importancia internacional, reconocidos por la Convención Ramsar.
  • 849 áreas protegidas organizadas en los Sistemas de Áreas Protegidas de cada país que constituyen espacios de vital importancia para la preservación de los servicios ecosistémicos, la investigación, el conocimiento, la valoración de la biodiversidad y el turismo de naturaleza; siendo así mismo aulas verdes para la educación ambiental comunitaria. 
  • 15 Reservas de Biosferas reconocidas por UNESCO a través del Programa Hombre y la Biosfera (MAB). Estas Reservas se distribuyen así: 3 en Guatemala; 2 en El Salvador más 1 Compartida con Honduras y Guatemala; 3 en Honduras; 4 en Nicaragua[2] y  4 en Costa Rica.
  • De los 19 países megadiversos a nivel mundial, dos están en Centroamérica: Costa Rica y Guatemala.

La biodiversidad brinda valiosos servicios ambientales y productivos destacando: la regulación del ciclo hidrológico y del clima, la fertilidad y salud de los suelos, la agricultura y la silvicultura, el turismo, la pesca y la acuicultura, todas las cuales dependen de la estabilidad de la biodiversidad, evidenciado el rol fundamental de esta en la supervivencia, desarrollo y bienestar actual, y futuro

La Estrategia Regional Ambiental Marco (ERAM  2021–2025) CCAD/SICA, anota que la región ha perdido 52% de su biodiversidad original y un 34% de sus suelos, y que entre 2004 y 2014 las especies amenazadas pasaron de 426 a 872, destacando la disminución significativa de la cobertura forestal, entre 2000 y 2012.  La gestión para el monitoreo y control de la biodiversidad es limitada, en contraste con grandes presiones sobre el medio ambiente, asociadas a condiciones socioeconómicas deficitarias, como tenencia de la tierra, desigualdad, pobreza, migración y prácticas productivas insostenibles que además de incidir negativamente en los hábitats naturales, se contraponen al desarrollo de las actuales y futuras generaciones.

Estado de Los ecosistemas de la región

Estudios realizados en 2001 por la Comisión Centroamericana de Ambiente y Desarrollo (CCAD), haciendo uso de la metodología de UNESCO, definieron la existencia en Centroamérica de 114 tipos de ecosistemas: 65 tipos de bosques; 19 tipos de herbazales; 9 tipo de arbustales; 7 tipos de sabanas y 14 ecosistemas acuáticos, entre agua dulce y marinos[1].  La WWF en el 2018 elaboró el mapa de Biomas y ecorregiones o biorregiones de Centroamérica[2], definiendo tres grandes biomas:

  • Bosques latifoliados húmedos tropicales y subtropicales
  • Bosques de coníferas tropicales y subtropicales
  • Manglares

Con base a la información de WWF (2018) se elaboró el Mapa de Ecorregiones para Centroamérica, que se presenta en la mapoteca de este informe y con esta misma base se elaboró la tabla en este mismo inciso que muestra las extensiones naturales de las ecorregiones sin intervención humana, con el fin de apreciar la magnitud de las pérdidas en cada ecorregión y en cada país. La superficie de cada ecorregión se presenta en Km2 y los porcentajes % indican su relación con la extensión total de cada país.  

Los datos en la tabla muestran las ecorregiones originales con mayor extensión:

  • El Bosque húmedo del Atlántico Centroamericano, es la ecorregión más extensa, con 100,149.37 Km2 (23.7%) distribuidos entre Guatemala, Honduras y Nicaragua. Este último país tenía la mayor extensión.
  • El Bosque de Pino-Encino Centroamericano distribuido entre Guatemala, El Salvador y Honduras, cubriendo originalmente 95,619.50 Km2 (22.6%). La mayor extensión estaba en Honduras.
  • El Bosque Seco Centroamericano, con presencia en todos los países objetos del estudio (Guatemala, El Salvador, Honduras, Nicaragua y Costa Rica). Cubría un área de 63,061.76 Km2 con la mayor extensión en Nicaragua, seguido de Honduras.
  • El Bosque Húmedo de Peten-Veracruz, presente solamente en Guatemala y con una extensión original de 48,201.36 km2 (11.4%).

El Bosque Húmedo Ístmico-Atlántico, con extensiones similares en Nicaragua y Costa Rica cubriendo entre ambos 35,758.89 Km2 (8.5%).

[1] Estudio de Ecosistemas y Biodiversidad de Nicaragua y su representatividad en el SINAP. 1ra. Edición. Managua Nicaragua. MARENA. 2010.

[2] Las ecorregiones, son unidades relativamente grandes de tierra o agua que contienen un conjunto de comunidades naturales que comparten una gran mayoría de especies, dinámicas y condiciones ambientales.

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Capítulo 2: Transformación de usos de suelo en Centroamérica (Periodo 2015 – 2022)

Aspectos Generales

En la región centroamericana, el uso de suelos ha experimentado una transformación acelerada en las últimas décadas, generando importantes desafíos y problemas ambientales (Hernández et al., 2011). Este cambio en el uso de la tierra ha sido impulsado por el crecimiento demográfico, la urbanización, la expansión agrícola y la demanda de recursos naturales, dando lugar a la pérdida de bosques, la degradación del suelo, la fragmentación de hábitats y la disminución de la biodiversidad. Se hace crucial entonces comprender y abordar esta problemática para lograr un desarrollo sostenible en todos los países de Centroamérica.

Los avances tecnológicos como los sensores remotos, combinados con la adquisición y análisis de imágenes satelitales, técnicas de teledetección y sistemas de información geográfica, permiten obtener una visión integral y precisa de los patrones de uso de la tierra a lo largo del tiempo. El presente capitulo muestra los resultados del análisis de cambio de uso del suelo realizado para la región centroamericana, específicamente en los países de Guatemala, Honduras, El Salvador, Nicaragua y Costa Rica. Cada uno de los países fue analizado utilizando las mejores técnicas de teledetección y análisis espacial, para contar con información precisa sobre la situación del uso de los suelos y además sobre las particularidades y contrastes que se presentan en la región.

Resultados del análisis de cambio de uso de suelo

Uso de la tierra a nivel regional

El área de estudio la conforman cinco de los siete países que componen la región centroamericana, que en su conjunto tienen una superficie de 42,277,171.00 hectáreas (422,771.71 Km2), siendo Nicaragua, Honduras y Guatemala los más extensos; en términos de la clasificación de uso de la tierra se identificaron 14 categorías de uso de suelos entre las cuales se cuentan zonas de bosques latifoliados, bosques de coníferas, humedales, páramos, sabanas,  zonas de cultivos y pastizales y otros, como se ilustra en la figura siguiente:

 

El análisis arrojó que la zona de estudio conserva el 23.3% de su superficie con bosques latifoliados y el 6.1 % con Bosques de coníferas, para un total del 29.4% de la región con bosques conservados que constituyen los ecosistemas y los servicios ambientales de mayor importancia para la región Más del 50% de los suelos de la región está dominada por zonas de desarrollo agropecuario (pastos para ganadería y zonas de cultivos agroindustriales).

De las áreas de bosque de coníferas identificadas la mayor parte se encuentra en la zona central de Honduras y en la zona norte de Nicaragua, mientras que las áreas de bosques latifoliados se han concentrado principalmente al norte de Guatemala y en la zona sur de Costa Rica. Nicaragua y El Salvador también tienen importantes reservas de bosque latifoliado, concentradas en la zona central en El Salvador, y a lo largo de la zona norte en Nicaragua, contando también con importantes reservas en la zona del Caribe.

Del porcentaje de áreas destinadas a la producción agropecuaria, la categoría de pastizales y zonas ganaderas son las de mayor peso abarcando el 29% del total de las áreas cultivadas en la Región, siguiéndole de cerca las áreas destinadas a cultivos agroindustriales (cultivos perennes) que cubren el 13.7% del área total, mientras tanto las áreas destinadas para cultivos anuales y de subsistencia, importantes para la seguridad alimentaria cubren apenas el 12% del total. Estas cifras son un claro indicativo de la acelerada expansión de la agricultura y la ganadería, destinadas principalmente a la exportación, lo que incrementa la presión sobre los pocos remanentes de bosques que quedan en la Región.

Al comparar los datos de Bosque (latifoliados y coníferas) presentes en el año 2010 con los porcentajes encontrados en la actualidad, se evidencia un decrecimiento de más del 12% (Hernández et al., 2011). Para contar con un análisis más apropiado y dimensionar de mejor manera los cambios en los últimos 7 años, se utilizarán los datos a partir del año 2015.

Cambios en la cobertura regional 2015 – 2022

Como se aprecia en la figura siguiente, la categoría de bosque mixto es la que más sufrió pérdidas con una tasa negativa de -4.8% lo que supone una pérdida de más de 600,000 ha en un periodo de siete años, una tendencia opuesta a la experimentada por las categorías de pastos y cultivos perennes, que incrementaron notablemente.

La segunda categoría con más pérdidas ha sido la de los bosques de coníferas, con una tasa de pérdida de -3.1% en un periodo de siete años, lo que implica una pérdida de más de 160,000 ha en el mismo periodo de tiempo. No obstante, el tipo de uso más afectado han sido las zonas de sabanas que han perdido el 8.5% total de la superficie regional, perdiéndose 286,000 ha durante el período.

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Capítulo 1: Cambio Climático

Introducción

La crisis climática global se ha convertido en uno de los desafíos más apremiantes de nuestro tiempo, debido principalmente a los efectos negativos del cambio climático que se evidencian con mayor o menor intensidad en todo el mundo. En este contexto, Centroamérica ha devenido en una de las regiones más vulnerables del mundo y acuerdo con la FAO, la región enfrenta serios desafíos en cuanto a la conservación de sus recursos naturales destacando la alta tasa de deforestación regional que, de acuerdo con esta misma entidad, es una de las más altas del mundo llegando en algunos casos hasta el 4% en países como Nicaragua (FAO, 2001).

Entre los efectos más peligrosos de la crisis climática y ambiental, destacan el aumento de la temperatura media y la disminución de las precipitaciones y la ocurrencia de eventos extremos como sequías e inundaciones, huracanes y tormentas tropicales (CEPAL & CAC-SICA, 2020), que generan elevados costos socioeconómicos por sus efectos negativos en la biodiversidad, la agricultura, la disponibilidad de agua. Estos impactos tensionan aún más la endeble economía regional, caracterizada por desafíos y carencias que se han incrementado en la última década.

En este marco, la modelación de escenarios climáticos desempeña un papel fundamental para el diseño e implementación de estrategias de adaptación y mitigación, y la toma de decisiones sustentadas en datos científicos sólidos y confiables. En este capítulo se exponen los resultados de la modelación climática realizada en la región centroamericana.

Análisis de consistencia entre modelos climáticos

Análisis de la Temperatura Histórica (1971-2000)

Debido a que los modelos de circulación general tienen escalas globales que van de entre los 1° y 3° Arco de grado (aproximadamente 250 kilómetros de resolución), se hizo necesario someter los datos a diversas pruebas estadísticas para determinar el nivel de confiabilidad que estos presentaron antes de ser utilizados para representar el clima de la región centroamericana.

Se realizó una selección preliminar de 21 modelos climáticos disponibles; de los cuales siete fueron evaluados y seleccionados para hacer las pruebas estadísticas correspondientes y el análisis de consistencia con los datos de línea de base para el periodo 1971–2000 (ver tabla adjunta). Adicionalmente se evaluó el modelo regional perteneciente a la Base Mundial del Clima, para la construcción de la línea de base histórica y posterior reducción de escala entre los datos.

Tabla 1. Modelos climáticos evaluados

Gráfico 1. Resultados obtenidos en los diferentes modelos para el período base 1971-2000

 

Al analizar el comportamiento mensual de la temperatura media, se pueden notar similitudes entre los datos provenientes del modelo MIROC6, ACCESS, y el modelo CanESM5. Es importante señalar que todos los modelos siguen la tendencia de incremento de temperatura durante los meses de febrero a abril, lo que es consistente con el comportamiento histórico, así como con la distribución de la estación seca y de la estación lluviosa.

Los modelos antes mencionados registraron temperaturas relativamente más altas, sin embargo, estos parecen adaptarse mejor y simular de una mejor manera el clima regional. En términos de similitud numérica entre los datos observados la gráfica muestra que el modelo MPI y el modelo GISS se acercan a la distribución de los datos observados, teniendo la mayor similitud con relación a la data observada. A pesar de ser un periodo histórico, (1971–2000) los modelos climáticos también permitieron detectar ciertas anomalías térmicas las cuales no llegaron a superar los 1.1°C, como se muestra en la tabla siguiente.

 

 

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XIV Encuentro del Foro Centroamérica Vulnerable Unida por la Vida:  Organizaciones, redes y Pueblos Indígenas de la región demandamos acuerdos frente a la crisis climática

El Foro Centroamérica Vulnerable Unida por la Vida es un espacio de articulación de cerca de 200 organizaciones centroamericanas, redes, plataformas, movimientos sociales, Pueblos Indígenas y personas defensoras de derechos humanos y de la madre tierra que busca propiciar diálogo en relación con la agenda ambiental y climática local /nacional e internacional, derivados de la crisis compleja y el cambio climático, a fin de establecer prioridades en función del contexto, los desafíos y oportunidades de la  sociedad civil. 

Buscamos posicionar alternativas para la justicia ambiental y climática en la región centroamericana con principal atención en las mujeres, juventudes y Pueblos Indígenas, considerando que Centroamérica es la segunda región del mundo más vulnerable a riesgos climatológicos. Cinco de los ocho países miembros del Sistema de la Integración Centroamericana (SICA) —Honduras, Nicaragua, República Dominicana, Guatemala y El Salvador— se ubican dentro de los 15 primeros en el índice de riesgo climático mundial.    

América Latina y el Caribe es especialmente vulnerable a los efectos del cambio climático debido a su situación geográfica y climática, su condición socioeconómica, demográfica y la alta sensibilidad al clima de sus activos naturales, como los bosques y la biodiversidad. El último informe de la Oficina de Naciones Unidas para la Reducción del Riesgo de Desastres (UNDRR) indica que uno de cada cuatro desastres en el mundo durante la última década ocurrió en América Latina y el Caribe, concentraron el 53% de las pérdidas económicas mundiales debido a “desastres climáticos” entre 1998 y 2017, promediando pérdidas anuales superiores del 1,5% del PIB. El 23% de las pérdidas por desastres en los 20 años corresponden a la agricultura, provocando inseguridad alimentaria, según el Centro de Coordinación para la Prevención de los Desastres en América Central y República Dominicana (CEPREDENAC). 

Los efectos del cambio climático violentan los Derechos Humanos. Actualmente, unos 8 millones de personas en Centroamérica sufren de hambre, de moderada a severa, debido a la pèrdida del poder adquisitivo,  elevados precios de los alimentos y la dependencia de los mercados en detrimento de la agricultura de subsistencia. Además, se espera que aumente la proporción de hogares en situación de inseguridad alimentaria a nivel de Crisis o Emergencia, de acuerdo con el Programa Mundial de Alimentos (PMA). 

La migración es el reflejo de la crisis compleja que vive la región, originada entre otros aspectos el contexto político, económico y climático que genera hambre e inseguridad alimentaria en las comunidades más vulnerables de Centroamérica.

Ante estos escenarios, las organizaciones y movimientos sociales que formamos parte del Foro Centroamérica Vulnerable demandamos y proponemos:  

  1. Adaptación climática desde lo local: Construcción y cumplimiento de Planes de Adaptación nacionales desde los saberes, conocimientos y experiencias locales de las comunidades indígenas, afrodescendientes, campesinas, con especial énfasis en la participación de mujeres y juventudes. 
  1. Mecanismos de Pérdidas y Daños: Exigimos que los responsables históricos del cambio climático se comprometan a la brevedad a la implementación del mecanismo financiero de Pérdidas y Daños, que asegure la participación de las comunidades más vulnerables.
  1. Fortalecer los Sistemas Nacionales de Gestión Integral del Riesgo, ante los niveles de vulnerabilidad y exposición de la región centroamericana exacerbados  por el calentamiento global. Además de mecanismos de protección para las personas que se movilizan por el cambio climático.
  1. Compromisos climáticos, de acuerdo con la ciencia: Los principales países emisores de Gases de Efecto Invernadero (GEI) deben asumir compromisos climáticos reales de reducción de sus emisiones, que se traduzcan en resultados que eviten alcanzar los puntos de no retorno del cambio climático y que ponen en riesgo la vida, de lo contrario un aumento global de la temperatura de 1,5º compromete al mundo a cambios irreversibles y a la vida misma como la conocemos. 
  1. Políticas públicas de seguridad y soberanía alimentaria que consideren la creciente crisis climática e incluya reservas nacionales de alimentos y santuarios de semillas nativas. Este proceso debe garantizar la participación plena y efectiva de las plataformas y expresiones de mujeres, Pueblos Indígenas, de gestión de riesgos y ambientales de la región. 
  1. Establecimiento de mecanismos nacionales y regionales que permitan la participación plena y efectiva de los Pueblos Indígenas, respetando el Derecho a la Consulta Previa, el Consentimiento Previo, Libre e Informado, y tomando en cuenta que los conocimientos y saberes Indígenas propios pueden contribuir a minimizar los efectos adversos del Cambio Climático. 
  1. Eliminar toda forma de opresión de género, racial y social, que está en la base de la explotación de la naturaleza y la exclusión de las mujeres. Es urgente la transformación estructural de nuestras sociedades, para superar el patriarcado que provoca que las mujeres sean las más afectadas por la degradación ambiental y la pobreza.
  1. La urgente adhesión y ratificación al Acuerdo de Escazú y otros mecanismos para el reconocimiento y la protección de defensoras/es de derechos humanos y ambientales por parto de los Estados de la región. Desde este espacio demandamos libertad para las y los defensores ambientales criminalizados por su resistencia y defensa de los territorios. 

Para elevar nuestras voces por la justicia climática, este año nos reunimos en la ciudad de Copán Ruinas, Honduras, para desarrollar del 28 al 30 de agosto de 2023 el décimo cuarto Encuentro Regional bajo el lema: “Centroamérica Unida por la Sostenibilidad Ambiental, la Defensa del Territorio y la Resiliencia”. 

Reflexionaremos sobre diversos temas, a través de los siguientes segmentos:

  1. “Resistencias Ecofeministas: Las protestas y respuestas de las mujeres ante la Crisis Civilizatoria”. 
  2. Acuerdos climáticos COP 27 (pérdidas y daños).  
  3. Industrias extractivas, defensa del territorio y Defensores de Derechos Humanos. 
  4. Juventud, Cambio Climático y Movilidad Humana.  
  5. Pueblos Indígenas y Cambio Climàtico 
  6. Gestión social de riesgos y amenazas emergentes. 

¡Centroamérica resiliente, naturaleza viva!  

Copán Ruinas, Honduras, 28 de agosto de 2023. 

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Posicionamiento Regional XIV Encuentro, Foro Centroamérica Vulnerable Unida por la Vida

El Foro Centroamérica Vulnerable Unida por la Vida es un espacio de articulación de cerca de 200 organizaciones centroamericanas y del Caribe, redes, plataformas, movimientos sociales, Pueblos Indígenas, Afrodescendientes y personas defensoras de derechos humanos y de la madre tierra que buscan propiciar el diálogo en relación con la agenda ambiental y climática local, nacional e internacional, derivados de la crisis compleja y el cambio climático, a fin de establecer prioridades en función del contexto, los desafíos y oportunidades de la sociedad civil.

Buscamos posicionar alternativas para la justicia ecológica y climática en la región centroamericana con principal atención hacia las mujeres, juventudes, Pueblos Indígenas y Afrodescendientes, considerando que Centroamérica y del Caribe, es la segunda región del mundo más vulnerable a riesgos climatológicos. Cinco de los ocho países miembros del Sistema de la Integración Centroamericana (SICA) —Honduras, Nicaragua, República Dominicana, Guatemala y El Salvador— se ubican dentro de los 15 primeros en el índice de riesgo climático mundial.

El último informe de la Oficina de Naciones Unidas para la Reducción del Riesgo de Desastres (UNDRR) indica que uno de cada cuatro desastres en el mundo durante la última década ocurrió en América Latina y el Caribe, concentraron el 53% de las pérdidas económicas mundiales debido a “desastres climáticos” entre 1998 y 2017, promediando pérdidas anuales superiores del 1,5% del PIB. El 23% de las pérdidas por desastres en los últimos 20 años, corresponden a la agricultura provocando inseguridad alimentaria, según el Centro de Coordinación para la Prevención de los Desastres en América Central y República Dominicana (CEPREDENAC).

Actualmente se estima que 8 millones de personas en Centroamérica sufren de hambre, de moderada a severa, debido a la pérdida del poder adquisitivo, elevados precios de los alimentos y la dependencia de los mercados en detrimento de la agricultura de subsistencia.

Además, se espera que aumente la proporción de hogares en situación de inseguridad alimentaria a nivel de crisis o emergencia, de acuerdo con el Programa Mundial de Alimentos (PMA).

La migración es el reflejo de la crisis compleja que vive la región, originada entre otros por las desigualdades de poder, el contexto político, económico y climático, que genera hambre e inseguridad alimentaria en las comunidades más vulneradas de Centroamérica y del Caribe.

Finalmente no podemos dejar de reconocer que nuestros países están pasando por retrocesos en la consolidación de la democracia, violentado y limitando derechos humanos, y captando a organizaciones de sociedad civil, espacios cívicos y de expresión popular.

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Una SB58 por finalizar y sin acuerdos de agenda

A menos de tres días del cierre de la 58ava reunión de los órganos subsidiarios de Convención Marco de Naciones Unidas sobre Cambio Climático (SB 58), aun las partes no han acordado una agenda, demostrando así el nivel de complejidad y falta de voluntad de las mismas para lograr avances en el proceso de negociación. Desde el inicio de la conferencia, las partes han optado por avanzar en el desarrollo de las sesiones de trabajo sin lograr la aprobación de la agenda y cada día que pasa se eleva el riesgo que todos los esfuerzos realizados lleguen a ser en vano. Asimismo, en tanto el tiempo transcurre, las discusiones se hacen más técnicas y desde la sociedad civil se entiende la necesidad de negociar.  Llamamos a que se encuentre pronto una salida.

Al día 8 de negociaciones se han discutido varios temas, entre ellos el Diálogo de Glasgow que buscaba adelantar discusiones sobre el Fondo de Pérdidas y Daños. Durante tres días se discutió la operacionalización de este fondo, enfatizando ventanas de financiamiento y triggers que puede asegurar un apoyo puntual y efectivo en todas las fases de pérdidas y daños (desde preparación y respuesta inmediata a eventos hasta la recuperación y rehabilitación). También se discutieron temas sobre los retos financieros presentados por las pérdidas no-económicas.  Siendo un fondo que debe asegurar los principios de justicia climática, el mismo tendría que priorizar los temas de escala, rapidez, y acceso, incluyendo una gobernanza participativa tomando en consideración las comunidades. Se espera de la SB avances al respecto para lograr una decisión en Dubai en la COP28.

En cuanto al Balance Global de Emisiones (GST), en esta sesión concluye el diálogo técnico del mismo. La segunda instancia de este proceso de balance de la acción climática ha sido sumamente inclusiva en comparación con las prácticas que se ven en las negociaciones. Esta sesión también da la entrada a la fase política del Balance global, es decir, lo que decidirán los países como conclusiones de este proceso. Para el cual la primera propuesta de estructura de decisión fue considerada como un buen comienzo. Pero, las complicaciones vendrán cuando haya que consensuar el contenido donde algunas partes quieren pocos detalles y otras mucho más. 

Mientras tanto, sobre los avances de las discusiones sobre el Plan de trabajo sobre Transición Justa (JTWP), desde Climate Acction Network Latinoamérica (CANLA), nos mostramos satisfechos que los co-chair encargados de este ítem de agenda hayan propuesto un texto borrador bastante amplio, pero señalamos que la reducción de su contenido es inevitable. En este sentido, recalcamos la importancia de que el plan de trabajo permite abordar el tema de las áreas de convergencia, la necesidad de incluir mecanismos de participación y la obligación de construir un proyecto cuyo alcance corresponde a la realidad del tema. El programa no se debe limitar a talleres y compartir experiencia, sino permitir articular y sintetizar las acciones en el tema porque más que transición lo que se busca es Justicia. Justicia para lxs trabajadorxs, para las poblaciones vulnerables y para la región.

Anabella Rosemberg – CAN International

“Desde el Acuerdo de París, la movilización en pos de una transición justa, tanto desde el movimiento sindical como en el movimiento ecologista no ha parado de crecer. Solo con apoyo social, con alternativas de empleo para aquellos afectados por los cierres de los sectores contaminantes, con políticas de consulta genuinas con las comunidades se logrará la ambición que necesitamos para quedarnos debajo de los 1.5 grados.Lamentablemente, hemos visto ayer gobiernos cuestionar el mandato del programa de transición justa acordado el año pasado y rechazar una conversación sobre la dimensión internacional de cooperación sobre este tema. No podemos dejar que la transición se haga sin justicia, ni aceptar que las Naciones Unidas se limiten a un intercambio de experiencias”.

En cuanto a perspectiva, América Latina tiene de frente la COP en los Emiratos Árabes Unidos (EAU), y en dos años estaríamos en Belem Brasil para una COP en nuestra región. Si bien, el viaje es largo, tenemos el desafío de alcanzar posturas cohesionadas y mejor articuladas. CANLA observa un nivel importante de dispersión entre las delegaciones oficiales. CANLA invita a ALC a conversar para generar posiciones comunes, particularmente en temas claves como la salida de combustibles fósiles, la promoción de las energías renovables seguras y equitativas, el acceso a financiamiento nuevo, pero principalmente, entorno a la promoción de soluciones alternativas a los mercados de carbono, entre otros. 

Claudio Angelo – Observatorio del Clima – Brasil:

“A briga de agenda vista em Bonn, quando os negociadores passaram oito dias sem poder nem sequer oficializar as discussões feitas, traz péssimo presságio para a COP28. Os países em desenvolvimento, LMDCs à frente, decidiram bater o pé com a questão de financiamento e isso impediu que a plenária chegasse a bom termo na segunda-feira. A discussão é tão antiga quanto a UNFCCC, mas estamos a três anos do início da promessa de US$ 100 bilhões por ano, a dívida dos ricos já chegou a US$ 300 bilhões, e ainda não conseguiram explicar como vão colocar na mesa os primeiros 100, algo que dificilmente acontecerá em Dubai. Se os países desenvolvidos não destravarem os meios de implementação, pode haver um racha na COP28. Ao Brasil não interessa o fracasso da COP deste ano, já que o país espera em Belém, no primeiro ratchet do Acordo de Paris, um aumento efetivo da ambição, após o início da implementação das NDCs. A sessão de Bonn é em teoria técnica, mas transformou-se no sinal político fundamental para as próximas COPs”.

 

Acerca de CANLA

Climate Action Network (CANLA) es el brazo latinoamericano de CAN, la red más grande de defensores y activistas por la estabilidad climática a nivel mundial y un actor clave en los procesos de negociaciones multilaterales de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC). Actualmente está integrada por más de 50 organizaciones de ALC.

Contacto de prensa: 
Karina Saravia Aguilera
Comunicadora Social-CANLA
comunicaciones@climatenetworklac.org
Teléfono: +50584331292

Panelistas:
Moderadora – Maria Jose Rodezno – Sustenta Honduras.
GST – Enrique Maurtua – Independent GST
P&D – Isatis Cintron – Citizens for Climate International
TJ – Anabella CAN Internacional
Agenda SB58 – Claudio Angelo – El Observatorio del Clima

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Recomendaciones para la implementación plena de Escazú post COP28

El acuerdo sobre Acceso a la Información, la Participación Pública y el Acceso a la Justicia en Asuntos Ambientales en América Latina y el Caribe (Acuerdo de Escazú) es una herramienta de vital importancia para la región en tanto que aborda elementos centrales para reducir la conflictividad a nivel territorial y avanzar hacia modelos de gobernanza multi actor, tan necesarios y referidos a nivel multilateral. Una puesta en marcha visionaria y estratégica del Acuerdo permitiría el desarrollo de acciones sinérgicas con agendas climáticas (limitar el aumento de la temperatura media global a no más de 1,5ºC a fines de siglo respecto de la época preindustrial) y biodiversidad (detener la pérdida de naturaleza, incluyendo la protección del 30% del planeta y del 30% de los ecosistemas degradados para 2030) que son de vital relevancia para la región y el mundo y que permiten atender a las pérdidas y daños ya generadas por la humanidad.

En un contexto de policrisis y constante malestar social, nutrido por desinformación, noticias falsas y una justicia selectiva, en favor, generalmente, de aquellos más afortunados y con un mejor goce de sus derechos, la implementación del Acuerdo de Escazú es urgente y llama a la generación de mecanismos para viabilizar los derechos de acceso, fundamentales para la armonía social y legitimidad política en la región. Lo anterior cobra vital importancia en América Latina y el Caribe dada la criminalización de la defensa territorial dejando a la región como la más peligrosa para los defensores y defensoras de la naturaleza, con más del 60% de los asesinatos asociados a la defensa territorial.

En un contexto de policrisis y constante malestar social, nutrido por desinformación, noticias falsas y una justicia selectiva, en favor, generalmente, de aquellos más afortunados y con un mejor goce de sus derechos, la implementación del Acuerdo de Escazú es urgente y llama a la generación de mecanismos para viabilizar los derechos de acceso, fundamentales para la armonía social y legitimidad política en la región. Lo anterior cobra vital importancia en América Latina y el Caribe dada la criminalización de la defensa territorial dejando a la región como la más peligrosa para los defensores y defensoras de la naturaleza, con más del 60% de los asesinatos asociados a la defensa territorial.

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