Centroamérica es una de las regiones del mundo que menos contamina la atmósfera con Gases de Efecto Invernadero (GEI), pues tan solo emite 0,4%; sin embargo, es una de las más afectada por los impactos del cambio climático.
Cada vez más estos impactos del cambio climático adversos son más extremos y de mayor alcance, dejando así, cuantiosas pérdidas y daños, principalmente en las comunidades más vulnerables de la región, donde productoras y productores pierden grandes porcentajes de sus cosechas producto de periodos prolongados de sequías o inundaciones. Por otro lado, las altas temperaturas permiten la propagación de enfermedades transmitidas por vectores, así como nuevas plagas y enfermedades que afectan directamente producción.
Las comunidades que más sufren estos impactos son las más indicadas para construir e implementar medidas adaptivas apegadas a su realidad, con el acompañamiento técnico de organizaciones especializadas. Partiendo de esto, comunidades del corredor seco centroamericano con el apoyo de diversas organizaciones han implementado el monitoreo climático comunitario para registrar el comportamiento del clima y que a su vez esta información les permita tomar mejores decisiones al momento de la siembra.
Es así, como desde hace más de 12 años nació en Nicaragua la Red de Observación Climática Comunitaria (ROCC) y posteriormente se expandió a El Salvador, Honduras y Guatemala. En la actualidad, se han establecido más de 400 estaciones climáticas monitoreadas por familias, principalmente productoras, que disciplinadamente todos los días registran datos de precipitación, temperatura, punto de rocío, entre otras variables climáticas.
Gracias a este monitoreo climático, en eventos climáticos adversos como el paso de los huracanes Eta e Iota por la región, se logró monitorear cantidad de precipitaciones registradas, asimismo, funcionó como un Sistema de Alerta Temprana (SAT).
Desde cada país, la ROCC es dinamizada por organizaciones como UNES-El Salvador; Asede-Guatemala; CDH-Honduras y ACCH-a nivel regional. Pero, recientemente en el intercambio regional “Observo el clima por una Centroamérica Resiliente” las y los observadores declararon que “partiendo de nuestra experiencia en monitoreo climático que realizamos desde nuestros países como una buena práctica de adaptación al cambio climático y en la búsqueda de la conservación en armonía con nuestros recursos naturales y medios de vida, hoy 26 de abril de 2023 vemos la necesidad de establecernos como una red de observación climática para nuestra región”, expresaron en las y los observadores climático en la lectura de esta declaración.
Es así, como se empieza a consolidarse la ROCC en Centroamérica desde un enfoque inclusivo, participativo y con un fuerte compromiso con la justicia social y climática en región.